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Mostrando entradas de marzo, 2024

Camino de la escuela

      Camino de la escuela Me despierto con ganas de orinar, me levanto para ir al baño; mientras vacío la vejiga pienso en que ya hace mucho tiempo que no soy capaz de permanecer más de cinco horas seguidas en la cama. Miro el reloj, todavía es temprano. Me dirijo a la cocina, dejo que el agua se caliente en el microondas, luego le añadiré una cucharadita de té negro; entretanto abro la ventana y miro al exterior: todavía está oscuro, no llueve, no hace frio, aunque estamos en invierno se podría decir que es un día casi primaveral. En fin, cosas del cambio climático… según dicen. Escucho las noticias en la radio y dejo que pase el tiempo antes de ir a la casa de mi hija; tengo que recoger a mi nieto para acompañarle a la escuela. El pequeño ya está preparado cuando llego, pero se resiste a salir, prefiere quedarse en su cuarto con los juguetes. Finalmente, logro convencerle.   Vamos cogidos de la mano hacia el bus urbano que nos acercará al centro escola...

El tren

  EL TREN Una mole inmensa de hierro y humo se aproximaba chirriando sobre los raíles. Asustado, agarré la pierna de mi madre. Ella me cogió de la mano con fuerza y me pidió que no me moviera hasta que se detuviera el tren. Me tomó en brazos y subimos al interior del vagón. Me colocó sobre un asiento de madera al lado de la ventanilla, desde allí se podía ver la grisura del pueblo. De una de las puertas de la estación salió un señor con un gorro rojo que portaba un banderín también rojo, movió el brazo y tocó un silbato. En ese momento sonó un fuerte pitido y el ferrocarril se puso en marcha. Enfrente de nosotros había otra mujer y un señor que llevaba un vestido de color negro que le llegaba hasta el suelo, más tarde supe que se trataba de un cura. Mi madre era muy parlanchina y las dos mujeres empezaron a charlar entre ellas. De lo que habló mi madre solo recuerdo dos cosas: la primera es que nos dirigíamos a Placerca, el pueblo donde yo nací; la segunda que mi madre le con...