La primera vez . Una historia de Navidad. Ejercicio 3 Nunca, hasta hoy, había contemplado la nieve. Ha sido esta mañana, al levantarse, cuando su madre le ha pedido a Lucas que cierre los ojos; luego lo ha tomado en brazos, ha dado algunos pasos insistiendo en que siguiera con los ojos cerrados y, después de unos segundos, que al niño le han parecido eternos, le ha pedido que los abra. Atónito, ha mirado embelesado el manto blanco que ocultaba el techo de los coches, los árboles y las aceras, mientras su mamá le explicaba que, lo que cubría todo lo que su vista abarcaba, era la nieve. En cuanto ha llegado su abuelo Ramiro, el mocito le ha gritado para que le acompañara a mirar por la ventana: -¡Ven! ¡Date prisa! ¡Mira, aitona!, ¡Nieve!, le ha dicho con gran alborozo. Su abuelo h a imitado la cara de ilusión y sorpresa del pequeño, animándole para que se apresure y puedan salir pronto a la calle y, así, poder jugar un rato antes de partir hacia la escuela. Lucas se ha sor...